III Epílogo

Sonríes porque me haces lo que quieres y me dices sin decirme que sea para siempre, que no te suelte jamás, que mi piel te pertenezca y la tuya me arrope, me acune y las marcas que me dejes se hagan trofeo de tus uñas y el sabor del sudor basta para refrescarnos por dentro, aunque sea un momento, pequeñito pero eterno, para siempre es un suspiro que se extingue en lo que duran dos palabras.

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Para siempre dura muy poco, lo sabes, lo sabemos, lo saben, les encanta fingirlo y sacarnos desde adentro casi todo como un soplido hondo, dos palabras  y nos encanta susurrarlo casi como un pequeño canto profundo, dos palabras que no se olvidan,  y  mienten…para siempre es muy poco y lo siento tanto, no se le debe romper el corazón a quien lo da todo por amor. Un para siempre cura en ese momento.

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Solo pides un instante, el instante en que en mis manos te haces niña y pides que  te abrigue, te proteja, te encaje en mis brazos como el único molde donde cabes perfecta, sonrió entre tu pelo y te huelo para no olvidarte, te posas sobre mi y expones tu oreja a pequeños mordiscos revueltos con esas dos palabras que nos hacen felices y que nos hacen daño.

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Indefensa despliegas sueños y suspiros en ese instante que debería congelarse, ¿indefensa tu? Indefenso yo a tus antojos, te giras, me miras y callas mis ronroneos con cuantos besos se te ocurren, ¡un poco más! y abres tus ojos y abres tus piernas y abres tu vida e importa poco que la cama se desbarate, no es la primer vez que pasa, pero no pasara para siempre. ¡Un poco más! Repites.

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Me enciendes, me rozas, me despiertas, me avivas, y vamos por el segundo o el tercero, no sé, las cuentas no se me dan cuando pierdo la noción del tiempo, cuando pierdo la noción de la ropa,  sólo basta con que suceda para olvidarme de todo, que se joda el mundo mientras tanto, que se jodan todos en este instante que parece eterno, para siempre.

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No hay excusas, ya me tienes recorriéndote pedacito a pedacito, reinventándome cada momento para no repetir recovecos de ti, conquistándote, usando tu poca ropa interior como mi bandera y escudo, asaltándote con tu permiso para robarme tus gemidos que duren hoy, y mañana que duren para siempre me digo, me miento, me  duele. Nada lo es.

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Ya es tarde y empiezas a cerrar tus ojitos, quieres que describa cada momento, que valga la pena cada segundo esperándonos, sintiéndonos sin tenernos, acercándonos mientras estamos lejos, y te aferras a mi tan dentro, que olvido agradecerte lo mucho que me cuidas en un abrazo, ahora duermes y te veo y cuido tus sueños mientras sueñas y dices que es conmigo, y me robas una sonrisa y me quedo hablando solo, susurrándote al oído lo que los enamorados susurran con la ilusión que dure más de lo que normalmente dura un para siempre, algunas cosas lo son.

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¡Total me cansé de esta mierda! dijiste una vez... y lo fue.

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