25 ene 2010

Los mangos bajitos

-    Me estás viendo justo en...?

-    Yo, este, eh, en tu cuello… es lindo, responde el, mientras señala con los dedos

-    Mi cuello? … pregunta ella,  que tiene?

-    Si, tu cuello, un día  colgare de tu cuello una joya y será más hermoso y no parare de mírate,desde tu cuello hasta tú…y me recordaras

-    Hasta mi qué?

-    Tu...tu  pecho

-    Te gustan...?

-    (Mordiéndose los labios) no es eso…sólo que son lindos, como tú.

-    Hay algo que no me hallas dicho, además de empalagarme?

-    Si, eh no, no, quiero…

-    Dime qué quieres, porque, me bajas la mirada y me...da curiosidad saber, qué callas.

-    Si, tu supieras,  que calló por qué debo  ser  un tonto más que no encuentra las palabras precisas para llamar tu atención, qué, qué quiero? Te quiero a ti completica sin cuentagotas, quiero llevarte conmigo, y desnudarte como desojando margaritas, atraparte en mí, atarte en mi cama , en la tuya, en la que fuera ,en donde fuera y no dejarte salir hasta haberte recorrido toda, parte por parte y sin censura.

-    Vámonos.

-    Ves, ese es el problema de la honestidad, que al soltarse a quemarropa, las mujeres tienden a salir corriendo.

-    Yo no dije que me iba, yo dije vámonos…conozco una cama cerca.
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Saben los hombres estamos tan predispuestos a intentarlo de maneras imposibles, de seguir los pasos que otros tipos han recorrido, que muy pocas veces nos detenemos a intentarlo de la manera más arriesgada, directo al punto, sin medias tintas y tirando a matar.
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-    Ella dice: Qué miras?

-    El responde: (mirándole las tetas) eh yo nada…

-    Nada…? Entonces retírese para que otro mire, dice ella.
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Con algunas mujeres, casi todas, las demás  lo disimulan muy bien, no funcionan las indirectas directas, no funcionan los tontos rodeos, mucho menos las insinuaciones que no insinúan, que se pretenden susurro y no llegan a serlo, que no son oídos jamás por oído alguno.
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Cuando le decís  a una mujer que quieres  corres dos riesgos, el primero es que te mande al carajo, que podría ser lo mismo que pasaría luego de meses rogando, rodeando la situación, descubriendo en esa mujer que le gusta y hacer que te guste así no te guste, imaginando situaciones donde le metes mano a lo más profundo de sus calzones y le tocas con suerte, quiza el corazón y al final puede que suceda, o... te manden al carajo.
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El segundo riesgo es que te digan si, cuándo y en dónde, que te digan: pendejo tardaste tanto en sacar de tu boca lo que querían oir mis oídos. Esas mujeres son la más escasa,y a las vez las que más abundan, pero se neigan a verse así, se niegan a dar el siguiente paso sin la meloseria que amerita el caso, se niegan si no hay una suplica de por medio, cuando aprendes a descubrirlas sabrás como no dejarlas ir.
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No hay nada mejor que una mujer sepa a qué atenerse con un tipo, no hay nada mejor para un tipo saber hasta donde el no de una mujer puede ser un.
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Con quien pretendas cualquier cosa basta  que tú, si tú macho, varón, masculino, memorices la siguiente línea, y sepas que para engatusar a cualquier mujer reina un principio básico, de nada sirven las ramas,cuando están los mangos bajitos.

18 ene 2010

La ventanita

¿Has sentido que alguien te observa?
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El miedo a ser descubierto mientras estas en cueros, es una sensación de dos extremos, me excita saber que hay gente cerca, que te pueden escuchar si gritas un poco más de lo debido, que se van a asomar  a  confirmar lo que oyeron y a la vez me acojona lo mismo.
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Espero puedas sentirte observada, porque pueden estarlo haciendo.
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Recorrieron mi espalda en una mirada, mientras  ella, sentada sobre mí , con sus pechos llenándome la boca y sacudiéndose de arriba abajo vio como se abría la puerta, el sonido inconfundible de las puertas que rechinan, unos pasos cercanos, la voz ahogada de perdón de quien se asoma, todo junto, en un segundo. Mierda, mi hermana. Susurro.
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Así empiezan las porno, ¿no?… ¿No ven porno? ¿Casero? Ok, el pervertido soy yo.
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Sentir que estás viendo sus cositas a la vecina de al lado, que el tipo no se quito las medias, pendejo, que las chicas se pretenden putas  gritando más de lo que pueden fingir, que el tipo se vino sin haberlo metido , que la chica se encabrona, que manda todo a la mierda.
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No, no ando husmeado en sus ventanas, no se preocupen por eso… ¿Tu novio tiene una videocámara? ¿Un celular moderno? ¿Alguna vez has posado desnuda para él ? ¿Has tenido sexo mientras te graban? Ojala te hayan pedido permiso.
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Cada vez que íbamos a un hotel, tu bromeabas con que en alguna semanas habría un video nuestro en las calles y nos pedirían autógrafos.
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Saben, hacer porno en casa es tan fácil, como ponerlo a correr por el mundo y cagarle la vida a tu chica en lo que dura un mal polvo, entrar y salir. 
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Y vez al pendejo más preocupado por enfocar mejor, que por hacerlo rico, como se debe, echando de vez en cuando una mirada de mierda a la cámara mientras sonríe, como pensando, - te tengo, mis amigos me envidiaran y será el más cabrón del mundo -, enseguida se viene, y ella sin saberlo pone cara de ¿eso fue todo? El daño está hecho.
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Vale, me gusta el lado opuesto, ella sabe, él sabe, comparten el móvil y hasta sonríen de la locura, se dan con todo, ella se pretende Jena Jameson y el Nacho Vidal, al menos lo intentan, una buena cogida, sudor, mucho sudor, saben moverse, saben cuando terminar, el es obediente y ella esta buena,un manojo de antojos, de fondo suena una cumbia.
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Siguiente video, una chica, cinco chicos, para todos un poquito, -no wey no me grabes -, dice ella, pero sonríe, -no, ya lo borro wey -responde el del celular, -me toca a mi wey- dice otro, -no se me para- agrega, todos se ríen, para todos un poquito. Es más fácil abrir las piensas que empujar el culo.
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En más de uno se repite la misma situación, -no me grabes la cara- dice ella y él responde (enfocándole el rostro) no, no te voy a grabar ahí. Al final cualquier pagina barata se encarga del resto.
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Moraleja final, si te grabaron y eres famosa, pasa el link...(umm) no, esa no era…umm, mejor sin moraleja.


11 ene 2010

Feitiço

Puedes  recordar cuántos calzones has bajado en tu vida.
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Han de haber sido varios, quién se detiene a pensar eso;  creo que recuerdo el primero y el ultimo, el de la mitad, el anterior y el que vino después, puedo recordar formas, colores, olores, sabores, así suene un poco fetichista, me encantan, quien les manda a que les queden tan bonitos y se acomoden de la manera perfecta encajando justo en las manos que urgen por deshacerse de ellos.
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Normalmente la ropa interior solo es un pedazo de trapo rodeado de mujer  y saben, siempre he creído que lo mejor de todas las cosas esta por dentro y debe descubrirse de a poquitos.
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Me gustan no tan peques y al a vez muy peques, una tonta dicotomía para decir que me gustan de cualquier manera, que se escapen un poco sobre el jean de verano, o pretendan fugarse bajo una falta que se quiera robar el viento, me gustan esos esquivos que ves de repente en un mal cruce de piernas y al volver por ellos ya no están, me gustan ajenos entre desconocidas que se los llevan dejando la ilusión de nunca tenerlos.
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Me gusta suavecito sentir las cosquillas recorrer la punta de los dedos al posarse bajo el ombligo y sutilmente ir colando las yemas entre el delgado tirante que se aferra a la cintura, fingiendo resistencia, tan solo fingiendo,  porque la pelvis empieza elevarse como susurro delicadamente a medida que sobre las piernas empieza a deslizarse el pedazo de trapo que las cubre, sobra y casi siempre hace falta.
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Quizá sea de tontos irse por las ramas rindiendo elogios a la envoltura cuando se hace más fácil ir directo al dulce; no me gustan las cosas fáciles y aunque a los dulces, prefiero saborearlos hasta  el final,  quien no ha sido tentado después a lamer la envoltura y guardarla en el bolsillo.
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Nada puede sorprenderme más que la sensualidad de verlas descubiertas y cubiertas a la vez con una tela tan frágil y la vez y si se puede tan blanca e inocente, al fin de cuentas después la desnudez es casi la misma, entonces,  por qué no perderse un instante desatando los hilitos que algunas cinturas guardan, casi como un cofre guarda una clave para ser descifrada, prefiero los nudos difíciles para no perder el tiempo yendo directo al punto.
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Por solo gusto pasaría el día viéndolas comprar ropa interior para llegar luego a probársela, quitársela, volvérsela a probar, sólo en ese caso vale la pena dar para quitar, dejarse seducir, morderse los labios, mirarla fijamente y solo con los ojos irla desnudando poco a poco, mientras ella se contonea dejando al descubierto que bajo ese pedazo de ropa una mujer ansiosa, ganosa y arrecha está dispuesta a ser saboreada completamente y hasta la envoltura.
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Que importe un carajo cuantos calzones han bajado nuestras manos o dientes, ese instante antes de la desnudez basta para no olvidar, que detrás de cada calzón hay una mujer que merece ser bien comida.
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No hace falta más.

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