20 sept 2010

Jodido manojo de antojos

En la piel quedan más que arañazos y el sudor que sazona el dolor con un toque de placer, en la piel queda más que manos de distintas dueñas y marcas de cada cama en la espalda, en la piel quedan mapas trazados con la punta de la lengua que nacen en la boca y se deslizan hasta la entrepierna perezosa de seguir bajando, Pero lo intentamos.

En la piel quedan huellas de amores presentes y pasados y espacios para amores futuros, en la piel se atraganta el deseo por salir corriendo a contarle al mundo que anoche me robe tus calzones y los use como bandera de conquista, clandestino metiendo aquí adentro lo que quedaba afuera, en mi piel quedas vos y no te borras, en tu piel quedo yo para quedarme a dormir y cubrirme contigo.

En la piel empezamos por acostumbrarnos al roce, a la suavidad de sus pelitos frotándose como lámpara que concede deseos, amañados a su olor, a su sabor y su ausencia a la cual nunca terminamos de aceptar, en la piel nos quedan tatuadas sus manos aferradas sin ganas de dejarnos ir o con las ganas de mandarlo todo a la mierda, porque  en la piel se desliza más fácil la tristeza en forma de lágrimas sin poder evitarlo.

Vas brincando de cama en cama y pasando de mano en mano arrastrando fantasmas que a veces aunque quieras olvidar te siguen, no te sueltan porque cada lugar resulta un almacén de recuerdos y tu piel se eriza, ves tu mano y no está la de  ella, ¿qué tan malo puede ser,  qué tan bueno puede ser?  Hay que seguir, cuando el amor se daña siempre es mejor cambiarlo en vez de repararlo dice un hediondo merengue.

Al pasado, pasado dicen, como si fuera tan fácil no dejar en pieles ajenas marcas casi imborrables, que quieren ser repisadas, retocadas y repasadas, la costumbre de repetir una buena encamada ,un beso que diga te quiero en silencio y quiero más un poco más de tu piel, aunque sea una vez, una primera última vez. Ojala pudiéramos saber cuándo haremos el amor antes de hacernos fantasmas, antes de matar al amor.  

Las mujeres no pueden vivir con eso, les jode hasta el alma que un recuerdo del pasado se les aparezca y les desordene a su macho. Es mi ex decimos con suficiencia, pretendiendo que no pasa nada, pero las mujeres no son pendejas y saben que si pasa  “nada” el que crea que las mujeres no son explosivas que deje caer una.

El exorcismo es la búsqueda y consuelo de no volver sobre los mismos pasos, pretendemos que quien dibuja cada noche sobre nuestra piel lo crea y buscamos creerlo, porque el amor, sus fantasmas y los celos como el agua del río y hay que dejarlos correr. Mierda, los hombres tampoco podemos con eso, ni con el puto pasado que quiere volver ni con el futuro que pretende quedarse.

Pero lo intentamos.

6 sept 2010

Lado B

Dicen que no hay mejor compañía que la propia, pero a veces hace falta una manito.
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Recuerdo esa primera vez, fue un asunto de manos, estaba oscuro pero yo lo suficientemente lucido para sentir lo que  es ser tocado por manos ajenas con permiso propio. Ehh, ¿esa historia ya la conté, verdad? Si, en  juego de manos, mano al banano.
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Creo que todo empieza por las manos, aunque en ese momento extrañé las mías en mí, no podía hacer más, estaban ocupadas en ella y las de ella conmigo. Vale me dejo llevar, nadie te toca como tú mismo te tocas pensé… nunca nadie me había tocado como tus manos, dijo ella gimiendo.
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A la mierda la teoría; hay manos inquietas y las mías son pervertidas.
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Ella sonríe un poco fingiendose dormida, mi pierna es su almohada, los niños gritando cerca mientras juegan inocentes, el sonidito del agua que corre y se desliza como mis manos por la curvatura de su rodilla es mero adorno y aperitivo de la búsqueda del blanco perfecto, que no tarda en descubrirse, sutil y delicado borde de su traje de baño.
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La yema de mis dedos vestidos del camuflaje de  los hilos que nos acunan, van rodando por el tobogán de su muslo, como quien conoce el camino y finge no saberlo, dos movimientos y su piel de vellos decapitados me rozan y devuelvo la atención, su espalda en arco y su boca apretada ahogando gemidos, mientras sus manos van dejando huellas en mis pantorrillas. Eso dolerá más tarde.
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¿A quién carajos le puede importar más tarde?
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Harás que termine, respiras, esa es mi idea, respondo,  su mano empieza rozar sobre mi poca ropa y logra lo que quiere, su sonrisa me lo dice, su cuerpo paralizado por mis manos y sus senitos apuntado el cielo me ponen en evidencia, es su momento y no lo pienso arruinar con palabra de más, sólo espero, te espero…lo hago por ti, dime algo bonito. Pienso.
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Bang.
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-    Hijueputaaaa!!!! Que ricooo... intentas matar el grito.
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Un poco tarde para darnos cuenta que no estamos solos, que se jodan.
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Tengo que contar esto…bueno no tengo, pero se aguatan, va la historia del chico que se masturbaba más o  menos así como la conto  Ricky Gervais y dice:
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Anoche estaba masturbándome… en mi habitación…desnudo, con los ojos cerrados, los audífonos puestos, escuchando música…Como hacemos todos, entonces, terminé…y cuando abrí los ojos, mi madre había entrado y me había dejado té y galletas.
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Pero volvamos al escenario…pensemos en la madre, la madre sube las escaleras con la bandeja.
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Le encanta su té con galletas… bueno, vamos a ver…Dios mío…Ahí está mi primogénito…Pelándosela como un pequeño mono…Puedo irme y nunca sabrá que he estado aquí…O... puedo poner esto junto a su cama…y sabrá que mamá le vio corriéndose encima.
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Piénsalo, tu madre entrando y viéndote masturbarte, bueno a la inversa es peor.
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- ¡Mamá, cierra la puerta!
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Este desorden de historias pretenden sin mucha intenciòn  explicar que sería menos embarazoso ser descubierto autoerotizandoce en pareja que pelándosela solo o sola, porque también les gusta eh picaronas. Saben la soledad es buena compañera pero siempre hará falta una manito.

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