Sabor a sal

Es triste ver cambiar una mujer de acuerdo al tipo con el que se están acostando, por el simple hecho de inventar compatibilidades que no existen, tan triste como pensar que sus sueños sólo se pueden llenar con los sueños del otro y las ganas del otro, es triste ver que por gusto o masoquismo su vida debe girar en torno al mismo tipo.

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Las mujeres juran que  el amor nace en las coincidencias y se esfuerzan en encontrarlas olvidándose un poco que el fondo lo que nos une son las diferencias.

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Nunca repitan un polvo con alguien que pretenda con la verga tocarles el corazón.

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Es triste ver como un hombre busca el coño perfecto y se va jodiendo por ahí, metiendo los dedos en cualquier parte  sin medirse en pensar que en el fondo y bueno no tan al fondo es el mismo hueco caliente y mojado tanto en una virgen como en una puta, tanto en una joven como en una vieja.

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Un coño es un coño.

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Nunca busquen más de lo que hay, el secreto del placer no está en la cuca, si no la mujer que la rodea.
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Es triste pensar que la felicidad de las mujeres consiste en hacer el amor cada noche muy puntual con el mismo tipo, la misma verga, la misma cama, los mismo empujones, los mismos quejidos, la misma romántica rutina, rutina en el fondo es la suma de repeticiones en muchos casos poco gratas que se van gastando, que se van quemando dejando sólo el humo y sólo el hielo.

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La felicidad de las mujeres, depende en gran medida de las mujeres, no de un insignificante pito tipo.
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Es triste que se nos dé tan fácil  pretender a la más tetona, al culo más grande, al pubis de Hitler , a la más fogosa, a la más caliente,los mejores gemidos, a la más ligera, a la más barata así resulte carísima. El hombre se esfuerza por encontrar la felicidad en una mujer a quien presumir cuando la hace gritar.

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Es triste creer que el sexo está en la cabecita y no en la cabeza.

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Triste que una mujer se lo dé una y otra vez al mismo pendejo insípido tan sólo para no sentirse sola, y no haber podido sentir una sola vez lo que es venirse, habiendo tantos con ganas. Sin un orgasmo real, jamás podrán fingir uno que lo parezca, los hombres no somos tan pendejos pero preferimos callar.

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Quizá si lo somos.

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Mientras una mentira no parezca sincera, más vale no hablar, gemir es mejor.

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Triste el tipo que se encoña y le jura a la primera que será eterno, que el sexo será para siempre y en un abrir y cerrar de piernas olvidan la verborrea y cualquier hueco se hace trinchera con tal de sumar, el ego es una mierda de no entender, de no creer o creer demasiado.

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Algunas lo creen y quizá eso sea más triste

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Si, la vida es triste, pellízcale el culo a ver si se anima.