Amor, odio, risas y lágrimas

Cuatro palabras son suficientes para entener una relación, cuatro palabras para dos personas que deciden para bien o para mal estar juntos, para no ser simplemente uno más, cuatro palabras para amarse, odiarse, reírse, llorarse.

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Amor, odio, risas y lágrimas sobran y a veces hacen falta, un momento basta para tenerlas, para sentirlas, para padecerlas.

- Ahora que me voy a morir te quiero confesar un secreto

- ¿Que secreto?

- Que hace poco te engañé con tu mejor amiga.

- ¿Por qué crees que te he envenenado?

Dicen que del amor al odio sólo hay un paso y esta en cada quien construir el camino para su cada cual. Hay que sentir mucho amor para empezar a odiar, para empezar a sentir que las lagrimas sobran y es mejor dejar que salgan, que no se aferren, que se escapen con el amor que decimos sentir cuando ya no lo sentimos; ¿qué puede ser peor?

- Prométeme que cuando me muera te casarás con Pepe

- ¡Pero si es tu peor enemigo!

- Pues por eso, ¡que se joda!

Lagrimas y risas, el valor de aprender a burlarnos de nuestro errores, de nuestros defectos, de nuestras carencias… Hay que sentir mucho amor para odiarnos, llorarnos y reírnos…

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- No sé por qué usas brasier; si no tienes nada que poner en él.

- Tú usas calzoncillos, y yo no te digo nada.

Palabras kamikazes que bastan de un instante para herir donde más duelen, palabras de más y de menos para que eso que se construyo entre dos se derrumbe por uno solo, cuatro palabras bastan, amor, odio, risas, lágrimas, cuatro palabras , una sola situación.

Una pareja de casados estaba invitada a una fiesta de disfraces, pero a ella le dolía muchísimo la cabeza y le dijo al marido que se fuera sólo.

Él protestó, pero ella le dijo que se iba a tomar una aspirina y a acostarse, que no había necesidad de que él se quedara en casa. Así que, el marido se puso el disfraz y se fue. La mujer, después de dormir una hora, se despertó bien, sin dolor. Como era temprano, decidió ir a la fiesta. Como el marido no sabía cuál era su disfraz, ella pensó que sería divertido observar cómo actuaba cuando estaba sólo.

Ella llegó a la fiesta y enseguida vio al marido bailando en la pista con cada chica con la que se cruzaba, tocando un poco por acá y tirando besitos por allá. La mujer se le acercó y empezó a seducirlo. Él dejó a la mujer con la que estaba y se dedicó a la recién llegada. Ella lo dejó avanzar todo lo que él quiso. En un momento, él le susurró algo en el oído y ella aceptó.

Salieron, entraron a uno de los coches y tuvieron sexo de todas las maneras y posiciones.

Antes de desenmascararse, a medianoche, ella se escabulló, fue a su casa, se sacó el disfraz y se metió en la cama, preguntándose qué clase de explicación le iba a dar su marido. Cuando él entró, ella estaba sentada en la cama, leyendo.

- ¿Cómo te fue?

- Bueno, lo de siempre. Ya sabes que no lo paso bien cuando no estoy contigo.

- ¿Bailaste mucho?

- Nadita,nadita ,cuando llegué, me encontré con los amigos de la oficina, así que nos fuimos a la planta baja y jugamos al póker toda la noche. ¡¡¡Lo que no vas a creer es lo que le pasó al tipo al que le presté mi disfraz...!!!".